sábado, 12 de mayo de 2012

b) El tema personal.

Plenitud de la unión personal que, desde dentro, desde un centro, ilumina y transfigura el mundo, elevándolo a la conjunción humana del amor: primavera, frondas, flores y frutos, bosques y jardines, pájaros, valles y montañas, astros y constelaciones. El amor los nombra, y al nombrarlos los coloca concéntricos a sí mismo.
De eso nos habla este brevísimo libro, colección de canciones para una boda, diálogos de novios recordando y esperando. Durante la semana que sigue a la boda los novios son rey y reina: si él es Salomón, ella es Sulamita, si él es "pastor de azucenas", ella es "princesa de los jardines". Cantos con dos protagonistas por igual. Él y ella, sin nombre declarado, son todas las parejas que repiten el milagro del amor.
El tema personal lo domina todo: "llévame contigo, amor de mi alma, ven a mí, mi amado es mío y yo soy suya" Y qué densidad de sufijos posesivos, de primera y segunda persona. Todo lo demás es escenario o símbolo, comparsas, irradiación y presencia. Hasta el cuerpo es presencia personal.
La persona es la totalidad y no un reducto espiritual, incorpóreo.
El amor del Cantar bíblico cree en el cuerpo, contempla extasiado el cuerpo, del amado y de la amada, y lo canta y lo desea. Lo contempla como cifra y suma de bellezas naturales: montañas, árboles, animales. La belleza total y multiforme de la creación reside en el cuerpo cantado: gacelas, gamos, cervatillos, palomas y cuervos, corderos, una yegua; también granadas y azucenas, palmeras y cedros, y un montón de trigo; las albercas y el Carmelo y el Líbano. Y también la belleza
que fabrica el hombre: joyas y copas, columnas y torres. Casi nos atrevemos a parafrasear: al ver los amados la belleza del cuerpo, descubren que el mundo es muy bueno, como en un reposo genesíaco.
La contemplación es camino y pausa de la posesión. El gozo del amor sintetiza los deleites, sobre todo aromas y sabores. Aromas de bosques y jardines, de vides e higueras en flor, o elaborados, de mirra e incienso: "Despierta cierzo, llégate austro, orea mi jardín, que exhale sus perfumes". Y los sabores: de uvas, manzanas y dátiles, de miel y leche, y sobre todo de vino.

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